Me
encontraba en medio del pantano,
inmovilizado
y todo sucio;
me sentía
derrotado,
entregado
a la inevitable realidad.
Cuando
ya solo quedaba mi cabeza por encima del barro
y lo único
que hacía era respirar,
apareciste
tú
del otro
lado del pantano.
Al
mirarte;
al
sentirme observado por ti,
sentí que
mi cuerpo se elevaba
recobrando
la voluntad de superar este obstáculo.
Me sentí
con tanta fuerza.
Me sentí
con tantas ganas;
que pude
alcanzar las estrellas,
y ahí estabas
esperándome tú.